Vente pà Ucrania
Pepe! -le dije a mi primo cuando un sorteo de la UEFA puso en mis manos cuatro entradas para la
final dela Eurocopa, condicionadas a que España llegara a la final. Pero Pepe,
como miles de españoles, si las circunstancias acompañaban, ya había decidido
acompañar a La Rojaen Kiev el 1 de
Julio. Pasado mañana se esperan unos
12000 españoles en el estadio Olímpico de Kiev en busca de un sueño:
ganar Eurocopa, Mundial y Eurocopa, lo que nadie ha conseguido hasta ahora en
la historia.
Esta hazaña dejaría una huella que algunos
últimamente se empeñan en manchar diciendo que el juego de España aburre, y el
río cuando suena es que algo de agua lleva. Después de cuatro años de fútbol
exquisito, es cierto que en esta Eurocopa España está algo más sobria. Comenzó
el campeonato jugando contra Italia con Cesc de falso nueve. Pero este era un
falso “falso nueve”,
porque el verdadero es Messi o algo que se le parezca. A Cesc, que es muy
bueno, le falta velocidad para llegar a balones en profundidad. Esta carencia
se diluye si el equipo tiene el balón cerca del área contraria haciendo un
corralito (metáfora de mal gusto en estos tiempos) al equipo contrario. Además
la selección ha perdido un punto de velocidad moviendo el balón, casi
imperceptible, pero suficiente para que no haga tanto daño en ataque. España
toca y mantiene el balón en media cancha, demasiado lejos para lanzar a Cesc,
Iniesta o Silva. De este modo, el juego entra en un letargo del que solo España
decide cuando se sale. Para desesperación del equipo contrario, España decide
que los partidos existan solo 20 o 30 minutos, o que prácticamente no existan
para algunos equipos como Francia Tras la eliminación en cuartos de final la
prensa francesa decía que su selección era el “equipo fantasma”. Esto puede
resultar aburrido, pero para mi anular de tal modo a la selección del gallo
tuvo su gracia.
Cuando el partido se abre, Pedro, Navas y
Torres nos recuerdan a la
España que conocemos y admiramos. Recuerdo orgulloso jugadas
de la prorroga contra Portugal, como una salida a la presión de Portugal
haciendo un rondo dentro de nuestra área. Tras esa jugada, en Portugal a
alguno se le escucho exclamar “Caralho”. Aunque nuestros chicos no anden muy
frescos, es una generación que aun nos hace sentir orgulloso
por ver como tratan el balón, y aburrida estará Alemania entera
el domingo viendo la final por la tele.
El
que camina por el alambre tarde o temprano una ostia se puede llevar. Estuvimos
a punto de morir de “Rakitismo” contra Croacia cuando Rakitic remató de cabeza
solo ante San Iker. Contra Portugal, después de la buena prorroga de España,
miraba los penaltis con cierta relajación ya que por un lado España tuvo
minutos de juego de campeón del mundo, y otra porque si Portugal nos eliminaba
me ahorraría un buen dinero y un jaleo de vuelos para ir a una final a la que
sabia que no podría resistirme. Aun así, tras el último penalti de Cesc (por
cierto tenia la misma cara de angustia que hace cuatro años en Viena, donde
dimos un golpe de timón a nuestra historia) salté de alegría como un niño y
después de unos vuvuzelados de rigor desde mi balcón, empezaron a caer
mensajes, llamadas y what’ups al móvil…aun te quedan esas dos entradas libres?- me
preguntaban. Me reconfortó ver como otros perdían poco a poco la cabeza que yo
ya tenia perdida. Pues nada, hasta las tres de la mañana buscando vuelos en un
estado obsesivo compulsivo para cuadrar la expedición a Kiev. Y aquí estoy, en
pleno vuelo a Londres donde me esperan mi hermano José y mis primos Ernesto y
Pepe.
Es sábado por la mañana y termino este ratico
de fútbol mientras desayuno en una cafetería junto al metro de Druzhby Narodiv.
Ayer, en el aeropuerto de Londres-Luton hicimos una “embutidos party” con
material de primera calidad traído por Pepe desde Lorca. En el vuelo
Londres-Kiev se intuyen algunas caras ibéricas, pero a mi es al único que se me
identifica porque llevo una camiseta de la selección. Cuando aterrizamos en
Kiev, desde la cola un grupo comienza a cantar animando a España. Alguien suelta
un Viva España a lo que un tercio del avión responde “Viva ¡”. Un “Viva la
virgen del Rosario” retumba en la cabina del avión. Viva ¡. Aunque tengamos a
San Iker, el domingo en el Olímpico de Kiev igual nos quedamos cortos de
vírgenes de las que acordarnos, así que mejor si ya las vamos trabajando.
Llegamos
a nuestro apartamento y el edificio no tiene luz, por lo que tenemos que entrar
tirando de la luz de los iphones. En el barrio no se
puede comprar nada sin moneda ucraniana y no encontramos bancos, por lo que
tenemos que ir al centro de Kiev. Allí caen las primeras cervezas del fin de
semana. En lo bares, como en el campo, la posesión es
española.
El viaje es muy caro para dos días- me decían
algunos. Yo para recuperar el gasto me tendré que comprar una hucha, no de
cerdito, sino de Los Tres cerditos, pero desde cuando la felicidad se mide en
tiempo y no en intensidad. La pasión puede ser irracional o absurda, pero sin
pasión no hay paraíso.
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