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domingo, 8 de abril de 2018

LAS CRÓNICAS DEL ALBARDINAL, AÑO MMXVIII, by Mateo Serrano Escolar

¿TIENE JUAN ÁLVAREZ LA CULPA DE QUE SE HAYA PRODUCIDO UN CISMA EN LA AVFL?
            Si en el seno del cristianismo se han dado una serie de cismas (vulgo escisiones, separaciones, divisiones, desavenencias, discordias), váyase usted a google y pregunte a la wikipedia u otras maneras rápidas de familiarizarse con cualquier tema.
            Si entre los mismos protestantes ha habido numerosos esgajes o esgajamientos.
            Si los propios musulmanes hállanse divididos y enfrentados.
            Acuérdense ustedes de los godos, que se llevaban fatal. ¿Y lo de los reinos de Taifas?

            ¿Le vamos a echar la culpa a Juan Álvarez que por cumplir 82 años se haya producido el primer acto que evidencia claramente los síntomas de que se puede estar larvando un cisma en el seno de la AVFL?
            Por si este preámbulo no me ha quedado muy claro vamos a darle al desocupado lector la oportunidad de ir atando algunos cabos.
            Al seguidor de esta crónicas albardinalenses puede que no le pasara desapercibido el artículo donde se introduce el término protoveteranos (justamente hace dos años que apareció en el blog) para establecer una primera distinción en el difuso ambiente que se arracima bajo el lema Asociación de Veteranos de Fuente Librilla (AVFL).
            Hete aquí que con motivo de la efemérides de las 82 primaveras que atesora ese última Jedi fuentero que es Juan Álvarez Gracia, aprovechando la liturgia de los jueves, algunos protoveranos quisimos rendirle un particular homenaje al susudicho. Y entonces parieron los montes y dimos en confabularnos para volver al rectángulo horizontal do se patea o cabecea la pelota para introducirla en otro rectángulo vertical más pequeñito, pero eso sí, a salvo de los babyveteranos, los briosos machos jóvenes de la estepa albardinalesca. Y no bastándonos con emigrar al cementado rectángulo que hay parejo a la escuela, acordamos sacrificar el día de Júpiter y señalar el de Mercurio para celebrar estos aquelarres diz que futboleros.
            En estas estábamos cuando apareció Ranín, nombre de samurai, un lobo en la cancha disfrazado de cordero, ese pokemon evolucionado capaz todavía de batirse en la arena con los gladiadores más salvajes del circo fuentero. Como es de inteligencia aguda y oído fino, se dio por invitado a la pantomima futbolística que se está gestando para los miércoles. Se le hizo saber que en el consejo de seguridad de esa organización aún clandestina había algún que otro miembro que lo tenía vetado. Pero el muy ladino no se dio por enterado. Ahora tendremos que hacer convocatorias secretas, en clave, para que sus espías no lo informen, él no comparezca y los pobres diablos podamos jugar sin que nos maree y putee este formidable pelotero nato.

Y ahora dejo aquí la defensa del título de VETERANO HONORIS CAUSA que le otorgamos a Juan los protoveteranos.

VETERANO HONORIS CAUSA
En su octogésimo segundo
aniversario Juan Álvarez Gracia
sólo ha cumplido ochenta y dos años.


Como el narrador de las crónicas
albardinalenses ha observado,
Juan se parece, cada vez más,
al maestro Yoda, jedi legendario.

El hombre madruga y hace  su yoga,
sale a caminar temprano;
sube a su monte Sinaí, ora,
medita y retorna entonando
las salves de la aurora.
Después atiende los animales,
hace los recados a su esposa.
Por las tardes, en la umbría
de su casa, atalaya airosa,
lo ves leyendo, lector voraz,
o en tertulia amistosa.

Si no lo conoces y quieres saber,
yo te diré cuál es el patrimonio de Juan :
una sonrisa franca, una palabra amable,
un oído atento y su bondad natural.

A veces sueña que en vez
de ir a cuidar las mulas a la Cañá,
en las postrimerías de su niñez,
lo enviaron a estudiar,
como aconsejaba el maestro,
como era su más ferviente deseo.
Y entonces una tenue melancolía
le turba el pensamiento.

Mulero, albañil, jornalero;
trabajador honrado, trovador,
actor aficionado, cantante,
poeta romántico, panderetero;
perito en el truque, linier despistado,
auroro y aguilandero.

Porque tú, Juan Álvarez Gracia, hiciste
que la empresa loca de los veteranos
se adornase y puliese
con las virtudes de los sabios,
por tu colaboración humilde,
tu presencia callada, invisible,
siempre eficaz, imprescindible.
Porque simplemente nos da la gana,
la escacharrada asociación fuentera
de futboleros, mejor tarde que nunca,
por fin te homenajea y nombra,
Docto Veterano Honoris Causa.