ESTAMPAS FUENTERAS (III)
Por Mateo Serrano

De pie, izquierda a
derecha: el yerno de don Antonio
Montalbán (no recuerdo su nombre); Ginés
Rubio “Sardinas”, todavía santo y seña de nuestro equipo, aunque la mili
parece que había hecho estragos en la cintura; Paco Caravaca, con barba de emperador romano, menudo estirón desde
el 74, se hacía respetar en la defensa incluso antes de ingresar en el cuerpo
de policía; Sam, hábil, rápido, era
una de las tres o cuatro figuras emergentes en aquel equipo; Antoñete, bigote mejicano, todavía se
fajaba con soltura en el centro del campo; Juan
Serrano, portero tipo Miguel Angel “el gato” (Real Madrid de entonces).
Agachados: José “Flécher” (yo creo que este apodo era
una derivación fuentera del alemán Netzer que por aquellos entonces jugaba en
el Real Madrid y en la selección germana), otra joven promesa que debutaba
aquel día; Antonio el rinconero, que
como se puede observar en las tres estampas, ya había dejado la portería y
pasado al medio campo, donde no paraba de correr durante los noventa minutos; Alonso era un delantero centro a lo
Falcao: lo remataba todo; yo ya sabéis que me quema el balón en los pies, a lo
más que llegaba era a acompañar la jugada (la miopía todavía me permitía jugar
sin gafas y no rehuía el juego de cabeza); y Joaquín, que ya se preparaba para quitarle los galones a su
hermano.
No me acuerdo del
resultado. Téngase en cuenta que estábamos en Fiestas (parece que ya sudábamos
antes de empezar el partido sin necesidad de calentamiento). Tampoco recuerdo
el rival. Me suena algo así como Sangonera. Sé que mi familia estaba en Francia
y yo estaba allí porque a la semana siguiente me embarcaba en Valencia con el
petate a cuestas y con destino al Centro de Instrucción de Reclutas de Palma de
Mallorca (CIR nº 14). En las Baleares estuve trece meses y un día sirviendo a
la patria. Cuando me licencié me puse a trabajar en Caravaca, Murcia, Yecla,
Ibiza, ... Cuando me vine a dar cuenta el fútbol había desaparecido en La Fuente. Llegó la era del Fútbol
sala o Futbito. Esta moda de fútbol reducido tuvo su apogeo (equipos federados
compitiendo en ligas oficiales; que nos lo cuenten los Orcas, Ranines y
Antoñicos, yo no estaba por el pueblo en esa época) y su declive. En el año
2009 el fútbol se había extinguido. Y entonces pasó lo que ya sabéis a finales
de agosto. Esta historia debe ser narrada a los niños al amor del fuego en las
frías noches de invierno, o recostados en la era las calurosas y estrelladas
noches de verano.
No tengo fotos
posteriores a la de 1979 (la siguiente en orden cronológico es la de los padres
fundadores aquella feliz noche estival en la que renacimos de nuestras cenizas,
en la que –casualidades de la vida- el Sardinas, Juan Antonio y yo nos
reencontramos para dar testimonio de que La Fuente lleva CINCUENTA años pidiendo un campo de
fútbol).
Me queda otra
estampa, la primera, la estampa 0. Pero ahora os dejo, que debéis estar
cansados.
