¿TIENE JUAN ÁLVAREZ LA CULPA DE QUE SE HAYA
PRODUCIDO UN CISMA EN LA AVFL?
Si
en el seno del cristianismo se han dado una serie de cismas (vulgo escisiones,
separaciones, divisiones, desavenencias, discordias), váyase usted a google y
pregunte a la wikipedia u otras maneras rápidas de familiarizarse con cualquier
tema.
Si entre los mismos protestantes ha
habido numerosos esgajes o esgajamientos.
Si
los propios musulmanes hállanse divididos y enfrentados.
Acuérdense
ustedes de los godos, que se llevaban fatal. ¿Y lo de los reinos de Taifas?
¿Le
vamos a echar la culpa a Juan Álvarez que por cumplir 82 años se haya producido
el primer acto que evidencia claramente los síntomas de que se puede estar
larvando un cisma en el seno de la AVFL?
Por
si este preámbulo no me ha quedado muy claro vamos a darle al desocupado lector
la oportunidad de ir atando algunos cabos.
Al
seguidor de esta crónicas albardinalenses puede que no le pasara desapercibido
el artículo donde se introduce el término protoveteranos (justamente hace dos
años que apareció en el blog) para establecer una primera distinción en el
difuso ambiente que se arracima bajo el lema Asociación de Veteranos de Fuente
Librilla (AVFL).
Hete
aquí que con motivo de la efemérides de las 82 primaveras que atesora ese
última Jedi fuentero que es Juan Álvarez Gracia, aprovechando la liturgia de
los jueves, algunos protoveranos quisimos rendirle un particular homenaje al
susudicho. Y entonces parieron los montes y dimos en confabularnos para volver
al rectángulo horizontal do se patea o cabecea la pelota para introducirla en
otro rectángulo vertical más pequeñito, pero eso sí, a salvo de los babyveteranos,
los briosos machos jóvenes de la estepa albardinalesca. Y no bastándonos con
emigrar al cementado rectángulo que hay parejo a la escuela, acordamos
sacrificar el día de Júpiter y señalar el de Mercurio para celebrar estos aquelarres diz que futboleros.
En
estas estábamos cuando apareció Ranín, nombre de samurai, un lobo en la cancha disfrazado de cordero, ese pokemon
evolucionado capaz todavía de batirse en la arena con los gladiadores más salvajes
del circo fuentero. Como es de inteligencia aguda y oído fino, se dio por
invitado a la pantomima futbolística que se está gestando para los miércoles. Se
le hizo saber que en el consejo de seguridad de esa organización aún
clandestina había algún que otro miembro que lo tenía vetado. Pero el muy
ladino no se dio por enterado. Ahora tendremos que hacer convocatorias
secretas, en clave, para que sus espías no lo informen, él no comparezca y los
pobres diablos podamos jugar sin que nos maree y putee este formidable pelotero
nato.
Y ahora dejo aquí la defensa del título de VETERANO HONORIS CAUSA que le otorgamos a Juan los protoveteranos.
VETERANO
HONORIS CAUSA
En su octogésimo segundo
aniversario Juan Álvarez Gracia
sólo ha cumplido ochenta y dos años.
Como el narrador de las crónicas
albardinalenses ha observado,
Juan se parece, cada vez más,
al maestro Yoda, jedi legendario.
El hombre madruga y hace su yoga,
sale a caminar temprano;
sube a su monte Sinaí, ora,
medita y retorna entonando
las salves de la aurora.
Después atiende los animales,
hace los recados a su esposa.
Por las tardes, en la umbría
de su casa, atalaya airosa,
lo ves leyendo, lector voraz,
o en tertulia amistosa.
Si no lo conoces y quieres saber,
yo te diré cuál es el patrimonio de Juan :
una sonrisa franca, una palabra amable,
un oído atento y su bondad natural.
A veces sueña que en vez
de ir a cuidar las mulas a la Cañá,
en las postrimerías de su niñez,
lo enviaron a estudiar,
como aconsejaba el maestro,
como era su más ferviente deseo.
Y entonces una tenue melancolía
le turba el pensamiento.
Mulero, albañil, jornalero;
trabajador honrado, trovador,
actor aficionado, cantante,
poeta romántico, panderetero;
perito en el truque, linier despistado,
auroro y aguilandero.
Porque tú, Juan Álvarez Gracia, hiciste
que la empresa loca de los veteranos
se adornase y puliese
con las virtudes de los sabios,
por tu colaboración humilde,
tu presencia callada, invisible,
siempre eficaz, imprescindible.
Porque simplemente nos da la gana,
la escacharrada asociación fuentera
de futboleros, mejor tarde que nunca,
por fin te homenajea y nombra,
Docto Veterano Honoris Causa.






















